17 de noviembre de 2006

RETOMANDO.


Retomo la tecla tras más de un mes en silencio. No ha sido del todo voluntario, pero sí largo de explicar. Como suelo excederme en explicaciones, sintetizo: ocupaciones varias, divagaciones y problemas con la cuenta de blogger.
Así pues, tras echar de menos este familiar tecleo en momentos nocturnos, vuelvo con los que queráis participar del resultado.

Esta semana el cielo se ha obscurecido, el otoño reclama su tiempo y parece que se ha instalado definitivamente. Casi nos habíamos acostumbrado a prescindir de su presencia.

Nos gustaba la presencia del rey Sol en el despertar de la mañana, su calor bondadoso en el mediodía y su sutil desvanecerse en el atardecer temprano... Los atardeceres se mostraban maravillosos, inflados de rosas y naranjas y azules desvaídos, casi entretejidos a jirones en la escasas nubes coloreadas. Calma. Sosiego. Casi ternura. Belleza absoluta...

Las plantas continuaron creciendo. Los arbustos se negaron a despojarse de las pequeñas flores que los cubren. Los árboles no cambiaron de color, no permitieron que sus hojas cubriesen cual manto vegetal la superficie del campo, del cemento y del asfalto de las ciudades y pueblos. La savia corría incesante por su interior haciendo caso omiso del calendario.

Los colores. Esos fascinantes marrones, los sugerentes amarillos, los atrevidos naranjados, los brillantes dorados... Faltaban.
Quizá también nos faltase la melancolía que los acompaña. Quizás estemos extraños sin ella.
Quizás...
Otros, en cambio, estaban encantados de este supuestamente ventajoso, para nosotros los del norte, cambio climático.

A mí, personalmente, me encanta tener un poco más de temperatura, que no llueva tantos días, que el verano se prolongue; pero me preocupa.
Leo las predicciones futuristas que hacen los científicos al respecto y, sólo de pensarlo, me entran ganas de llorar: que si kilómetros y kilómetros de costa se inundarán y desaparecerán, que si el verde de campos y praderas se tornará amarillo cual paisaje castellano viejo...
¿Qué decir? Me preocupa.

Y el caso es que no quiero preocuparme con antelación, ni gratuitamente, bastante tengo ya con las preocupaciones del día a día. Pero está claro que hay otro tema a mayores sobre el que ponernos en aviso. ¿Medidas a tomar? ¿Acuerdos? No sé si tomaremos esto en serio. ¡Hay tantas cosas que deberíamos tomar en serio y atajarlas antes de que sean incontrolables!

Sea como fuere, el caso es que no me gustaría presenciar cómo desaparecen los bosques, los campos, muchas especies animales... En definitiva, cómo sembramos la desolación, aunque ejemplos de cómo se hace hay para dar y tomar.

Cierto es que el tema preocupa a muchos, supongo que a alguna de vuesas mercedes también.

Y, ¿saben que les digo?, que por hoy no voy a preocuparme más de este asunto. Creo que voy a buscarme otro, que hay donde escoger. Perdonen la ligereza, es que estoy "desentrená" ya de escribir y tengo que retomarlo poco a poco, bebiéndolo a sorbos pequeños, como dicen los entendidos , que hay que beber el buen vino, dándole unas cuantas vueltas en el paladar y dejando que inunde todos nuestros sentidos, hasta que nos empapen sus aromas, su sabor, su textura, su cuerpo...

Pues eso, que vuesas mercedes lo paladeen bien, lo disfruten y encuentren un buen lugar donde descorcharlo en compañía y buscar posibles actitudes que ayuden no seguir con este ritmo desolador.

Buenas noches y buen provecho.

2 comentarios:

  1. Disfrutaremos de los cálidos colores del otoño y de todo lo que eso conlleva... sin preocuparnos demasiado de lo demás, como dices, con antelación... De todos modos, esperemos que no pase nada.
    Por cierto, un placer leerte de nuevo. Un besazo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu visita, Elle. Un placer contarte entre la lectoras de mi blog. Me paso luego por ahí. Otro besazo para ti.

    ResponderEliminar