21 de septiembre de 2009




Porque te has diluido,
convertido en humo gris.
Ya ves, sin pretender volar...
¡tu ser ha devenido en gas!
¡Cuán efímero es el querer!,
pues al cambiar de estado,
olvidamos prontamente
en qué estado estábamos,
de qué mano nos agarrábamos
y hasta a quién pertenecía
nuestro amor profesado.
Fue bello, no obstante,
haberte contemplado
con blancura de nube,
aunque no fuese ésta tu identidad.

Fue hermoso creer, más de un instante,
que podría vivirte por siempre

como se viven las grandes hazañas,
las aventuras largamente anheladas.
Contar contigo fue un bello sueño
que yo disfracé de realidad.
(¡Ay, esta manía mía de no aterrizar!)
Ahora este sueño vaga sin dueño,
suspendido en el aire,
etéreo,
leve,
suave

ahumado...
sin saber muy bien a dónde irá.
¡Tampoco siento curiosidad!

1 comentario:

  1. La falta de curiosidad significa falta de tentación. ¿Eso es que ya no duele? Me alegro si es así y lo admiro =) Es un logro que puedas recordarlo de esta manera y, mucho más, contarlo de esta manera tan chuli.

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