28 de septiembre de 2009

Si pudiera.

Si pudiera,
entraría en tu mente
no por simple curiosidad,
sólo para enterderte.

Si pudiera,
ahondaría en tu infancia
y hasta en tu adolescencia,
para indagar
qué mezquinos acontecimientos
provocaron ese terror infantil
que se agarrota en ti.

Si olvidara...,
si olvidara que soy humana,
estrujaría tu cerebro
para que soltase las palabras
y, ya sin ellas,
quedaran al desnudo las emociones,
ésasque te angustian y atenazan,
que te dominan y ordenan,
hasta convertirte
una y otra vez,
en la niña atemorizada,
la adolescente privada
que aún anida en ti.


Si pudiera...,
si pudiera desprenderme
de todas mis miserias,
te construiría una cabaña
donde pudieras soñar
que el ruido del bosque,
lejos de atemorizar
sólo te quiere arrullar
para que en su compañía
puedas ver vida y no soledad.

Mas sabes que no puedo,
aunque yo lo quisiera...

21 de septiembre de 2009




Porque te has diluido,
convertido en humo gris.
Ya ves, sin pretender volar...
¡tu ser ha devenido en gas!
¡Cuán efímero es el querer!,
pues al cambiar de estado,
olvidamos prontamente
en qué estado estábamos,
de qué mano nos agarrábamos
y hasta a quién pertenecía
nuestro amor profesado.
Fue bello, no obstante,
haberte contemplado
con blancura de nube,
aunque no fuese ésta tu identidad.

Fue hermoso creer, más de un instante,
que podría vivirte por siempre

como se viven las grandes hazañas,
las aventuras largamente anheladas.
Contar contigo fue un bello sueño
que yo disfracé de realidad.
(¡Ay, esta manía mía de no aterrizar!)
Ahora este sueño vaga sin dueño,
suspendido en el aire,
etéreo,
leve,
suave

ahumado...
sin saber muy bien a dónde irá.
¡Tampoco siento curiosidad!