19 de febrero de 2012

La vida y los Ojos del Guadiana.





Con frecuencia me han comparado con los "Ojos del Guadiana" respecto de mi poca constancia en este blog. Debo admitir que no estaban faltos de razón los que así opinaban. Y hoy, no sé muy bien por qué, se me ha venido a la mente estas palabras; o, más bien, lo que en sí significa este fenómeno que desde pequeña me resultó intrigante. ¿Por qué un río se hace subterráneo y vuelve a la superficie? Y se me dio por compararlo con la vida humana, con ese devenir del río que teorizaba Heráclito. Descubrí que tenía cierto sentido tomar al Guadiana como ejemplo perfecto del devenir de la vida, con ese continuo estar en movimiento, que somos una cosa en un instante y al segundo ya hemos cambiado; pero, sobre todo, porque hay muchísimas ocasiones en que ese constante cambio nos agobia y desearíamos estar realmente bajo tierra, ocultarse, no oír, no ver, no hacer, dejarse llevar por la inercia de la corriente; lo que es lo mismo que dejarse ir por la inercia de la vida; esa que muchas veces no nos gusta nada y no sabemos qué hacer para cambiarla; esa que a veces nos encanta y desearíamos abrazar fuertemente para no soltarla y que tiene la duración de una ráfaga de viento.

A veces esto ocurre con las relaciones  personales, entre amigos que han sido  muy importantes en nuestra vida y que los avatares de la vida conducen por derroteros totalmente opuestos y ambos se ocultan para el otro, hasta que, en un momento determinado, vuelven a avistarse como si nunca hubiese habido ese lapsus más o menos involuntario o no. Y cuando más miro a mi alrededor, más similitud encuentro entre estos "Ojos" y la forma en que tomamos la vida según la racha personal que estemos cruzando. Porque mantenerse siempre a flote en la superficie, sin mancharse, impolutos, níveos e investidos de elegancia, solo pueden hacerlo los cisnes.

 Estos de las fotos no son del Guadiana, viven en el norte y se acomodaron a la tranquilidad de una ría cercana y a las miradas expectantes de los que les proporcionan su ración de pan diaria.