5 de octubre de 2010

Poema disparatado.

A "Errehache", por si su pregunta fuese un disparate.


A veces se oyen
desde dentro,
como un eco.

A veces se huelen
en el aire,
como un perfume.

Y otras, sólo
se recuerdan
en los pensamientos
guardados en los poros
que la memoria
dejó indelebles
desde la niñez
desnuda de disimulo.

A veces regresan,
como las aves migratorias,
colgados de hilos
de telarañas,
suscitados
por la lene impresión
de un tacto,
por la mirada perdida
en el horizonte marino,
por la lluvia constante
contra el cristal empañado,
por el olor de la leña
al arder en la lumbre.

Y son míos,
y son tuyos,
y a veces están
y otras no.

Reflejan un cosmos
pequeño, individual;
conforman el ser,
diminuto, esencial.

Y la vida subyace
bajo el manto líquido
que nos envuelve
aunque no sepamos nadar.
Porque regresar
sería volver a empezar
desde antes de ser.

Entre  aire y agua
se filtra la luz,
su brillo deslumbra,
nos embauca;
y recordamos,
para vivir,
el momento de nacer.