Hace poco leí un post que hablaba de unos días de vacaciones disfrutados plenamente, con buena compañía, buena comida, buenos vinos, al lado del mar... De esas vacaciones que sólo una persona con mucha madurez mental, cierta madurez por edad, mucha experiencia vivida, un gran bagaje cultural y un mucho de sensibilidad pueden realmente gozar de forma especial. Lo cierto es que, leyéndolo, mi imaginación podía casi hacer diapositivas de los momentos que vivió y de cómo los disfrutó; como cuando leo un libro que me permite volar con letras mayúsculas. Foto sacada de Internet.
Pero hubo dos cosas que enturbiaron sus vacaciones. Una de ellas fue una escena que presenció el día anterior a finalizarlas por parte de un individuo que también se alojaba en el mismo hotel con su mujer y dos hijos de muy corta edad. Al parecer, estaban en un paso de cebra para cruzar y su mujer cruzó en un
momento en que no había coches. El individuo, que "llevaba" la silla con el menor de los niños (para que nos fiemos de los que empujan las sillitas porque atienden también a los hijos), estaba distraído y no cruzó. Al percatarse de que su mujer sí lo había hecho, comenzó a vociferar que qué hacía allí, que volviese inmediatamente, que ella no iba a ningún sitio si él no lo decía...
La mujer quedó paralizada, no sabía qué hacer, ya estaban siendo objeto de todas las miradas. Pero la cosa no quedó ahí. El energúmeno, no contento con las voces y las órdenes, dejó ir la silla del niño hasta la calzada, la abandonó, y cruzó hecho una furia, con una cara que daba pánico, hacia donde estaba su mujer, que seguía inmóvil y muda.
El autor del post y testigo del evento, más una señora que llevaba una muleta, en previsión de lo que con toda seguridad iba a sucecer a continuación, se abalanzarón rápidamente hacia el "atacante" y le pararon los pies, creo que, sobre todo las manos. No precisa exactamente cómo, pero las palabras "par de hostias" aparece escrita como lo primero que se le vino a la mente.
El "lindo maridito" no durmió esa noche en el hotel.
Explica el autor, además, que él tuvo que practicar la violencia por profesión y sabe bien qué es, pero que no puede soportar, que se pone loco con la violencia sobre l@s débiles y l@s indefens@s.
Para ser fiel a lo que dice, transcribo textualmente sus palabras, por sí solas dicen y explican más de lo que yo pueda decir; además de hacerme reflexionar sobre su contenido; éstas son:
"Sólo quien ha catado la violencia siente el odio que envuelve. Con ella no valen filosofías ni razones. Hay que vivirla para sentirla. No puede contarse".
(El blog en el que aparece el post titulado como Mediterráneo es: http://www.lamontalbana.blogspot.com, no sé si ya se ubica el enlace desde aquí, no sé cómo se hacen esas cosas, disculpad.)
Y, os diréis, a qué viene esta historia. Pues es sencillo, a que estamos en la semana dedicada a la "Violencia de género". A que hay que trabajar mucho para evitar su existencia, sea o no la semana dedicada al tema. A que cada día se constatan más casos en los que ésta se produce. A que violencia es un término amplísimo que a veces no somos capaces de dimensionar con exactitud. Que no es sólo violencia una bofetada. Que frases como la pronunciada por el energúmeno al caso "no puedes ir a ningún sitio sin que yo te lo diga" implican violencia, autoritarismo, abuso, poder... y un largo etcétera que tenemos que eliminar.
Hay una cosa que sí sé sobre la violencia: que la ejerce quien tiene poder y que produce un miedo terrible, anulador, aniquilador de toda voluntad y de todo raciocinio por parte de quien la recibe o sobre quien se ejecuta.
Posturas, intervenciones, opiniones como las de autor del post al que me he referido, hacen que podamos ser optimistas para que el futuro sea más esperanzador ante las denuncias, apoyos, protección y medios para las víctimas de la violencia. Pero, principalmente, para ser conscientes de que es un problema que nos atañe a tod@s y sobre el que podemos aportar nuestro pequeño grano de arena de muchas maneras diferentes, hablándolo, coeducando, posicionando, exigiendo a las autoridades una intervención, defendiendo y, por supuesto y sobre todo, CONDENÁNDOLA.
Se manifiesta una "feminista extremada", que inventa eso de la violencia de género para culpabilizar a los hombres. Todo lo que dices es cierto: a los 16 años me quemé, yo solita, con un cigarrillo (yo se dónde se ve aún la cicatriz) para que aquel chico tan cariñoso, tan entregado, tan dulce, dejara de llamarme PUTA y de amenazarme con la pistola de su padre. Por supuesto, es cierto que yo hablaba y reía con otros chicos. Que conste,efectivamente, cada vez que se lo hacen a una mujer ME LO ESTÁN HACIENDO A MI. (Joder, todavía me pongo a sudar a chorros)
ResponderEliminarVeva:
ResponderEliminarSon culpables los que deben serlo, los otros, no son condenados por ninguna mujer ni por ningún hombre. Vamos a llamar a las cosas por su nombre.
Sí, estoy de acuerdo contigo. Cada vez que se lo hacen a una mujer, me lo están haciendo a mí. Eso es lo que nos hace reaccionar y condenar, tanto a los hombres que lo sienten así, como a la mujeres.
Tenéis toda la razón. En que cada vez que se lo hacen a una mujer, me lo están haciendo a mí.Y que no es sólo vieloencia una bofetada, claro que es un término amplísimo. Y muchas veces sólo se da una cuenta a toro pasado. Por ejemplo, yo la sufrí durante años y sin darme cuenta. Sólo cuando reflexioné y cuando todo estaba a punto de acabarse fui consciente de que llevaba años casi totalmente anulada, que sólo mis amigos y mis compañeros me valorabais, que en casa era como un cero a la izquierda. Y encima sufres cuando te liberas (o te liberan) de esa especie de sometimiento, porque estás tan hecha a ello que no concibes vivir de otra manera. Sí,hay muchas cosas que debemos eliminar.
ResponderEliminarEso es lo importante, que se vaya adquiriendo conciencia, que nos demos cuenta de qué se trata y que no permitamos que ocurra con los medios de los que disponemos.
ResponderEliminarTranquila, lo que te ha pasado a ti le ha pasado a muchas mujeres, muchas más de lo que creemos.
¡A por todas!
Un besito.