13 de septiembre de 2007

El despropósito del propósito.


Tenía el propósito de escribir algo cortito para relatar mis peripecias de estos primeros días de setiembre a propósito de la preparación para el traslado a mi nueva casa.
Había pensado intentar algo entre jocoso y divertido contando las diferentes averías que mi cuerpo, mis manos y mis uñas han sufrido haciendo tareas propias de profesiones ajenas a la mía y de las que no tengo mucha idea, de lo patosa que soy por andar a 100 por hora, por actuar con rapidez cuando no hay que tenerla, etc., Lo siento, pero no me sale. Hoy no soy capaz de lograr un tono distendido, alegre, burlón incluso. Se me ha encogido el corazón y mi lagrimal se ha desbordado. Me han comunicado un suceso que no me permite estar contenta, muy al contrario. Y siempre me ocurre lo mismo cuando esto sucede, primero me entran unas ganas de llorar espantosas porque no puedo dejar de ponerme en la situación de las personas a las que les sucede eso; después, me imagino cómo me sentiría yo si me hubiese tocado directamente; y, por último, me entra una rabia repleta de impotencia y un montón de preguntas sin respuesta agolpadas en la mente que giran en espiral una y otra vez.
¿Cómo se acepta, se entiende, se asimila, se explica la muerte de una criatura de tres años tras un año de operaciones, pruebas, quimioterapia y demás? ¿Hay alguien que pueda dar una respuesta? ¿Hay alguna explicación posible para el sufrimiento gratuito y de fatal desenlace para una criatura?
¡No sabéis cómo envidio a los creyentes de cualquier credo en situaciones como esta! El consuelo del paraíso eterno ayuda a minimizar el dolor, supongo.

9 comentarios:

  1. Por alusiones.

    Los creyentes tampoco entendemos estas cosas. En caso contrario, no se hubiera hablado nunca de la "noche oscura del alma" ni estaríamos discutiendo sobre los bajonazos de la Madre Teresa de Calcuta.

    La única diferencia -como ya dije en otra ocasión- es que algunos creyentes hemos aprendido a no echarle la culpa a Dios, con lo que nos evitamos añadir al dolor el rencor y el resentimiento.

    Y también algunos confiamos en que El estará con nosotros en los malos momentos. No evitándolos, pero sí sosteniéndonos, dándonos fuerza para soportarlos.

    Eso es todo. Que no es poco.

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  2. Los humanos tenemos una tara: creemos en la justicia. La vida no es justa ni injusta, pasa del tema. Sólo atiende al mantenimiento de las especies, y el dolor demoledor de unos padres, de una familia, de unos amigos... ni la inmutan. Así que triste consuelo nos queda. Porque lo de Dios... ojalá, pero "na".

    Strauss dixit.

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  3. El único consuelo es el tiempo que todo lo cura... menos la muerte de un hijo. Pero el corazón es sabio y hasta el dolor más insoportable termina siendo tu compañero y seguimos viviendo.
    Lo siento muchísimo. Un gran abrazo.

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  4. Yo también envidio a los creyentes. Y por eso mismo he intentado, durante muchos años, creer.
    Pero nada, a algunas no nos toca.
    Hace tiempo que no se nada de ti, desde aquella llamada. ¿En qué quedó la cosa?
    Besis desde Barcelona

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  5. Hola guapita!
    Si, te recomiendo la Celestina, aunque como yo no soy muy partidaria de relecturas te voy a recomendar uno que me lleva loca: Haruki Murakami. Es un japonés ex-regente de un club de jazz del que me estoy zampando la tercera obra.
    Y gracias por ofrecerme tu hogar! Seguro que voy, en algúnmomento de mi vida, que Galicia me encantó y tengo muchas ganas de conoceros un poco más.
    De tu hijo no te preocupes, mujé! Ya dará señales cuando le interese, y si no llama será que está atareado en otros menesteres :p
    Vamos hablando, guapita. Un beso

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  6. Si hay una explicación, desde luego yo no la tengo. Y, al igual que tú, también envidio a los creyentes.

    Besitos, Mafalda.

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  7. Mafalda, ¿no puedes avisarle a Veva de lo que ha ocurrido en Nómadas? Lo he puesto en su blog, pero se ve que no lo mira...

    Creo que es importante para ella, que querrá saberlo.

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  8. No te preocupes, senior, se lo digo en cuantito la vea, es decir, dentro de unas horas. Ahora entro en su blog para ver lo qué es, de momento no me entero (claro que estoy bastante en la inopia, todo hay que decirlo).
    Un abrazo.

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  9. Hola Mafalda:

    Gracias por dejarme un mensaje en mi libro de visitas, hasta ahora no lo había visto.
    No tengo ni idea de por qué no te dejó poner un comentario a mi último post, pues incluso las personas que no tienen cuenta en blogger pueden hacerlo, a través de comentarios anónimos... Misterios de la informática. :)

    Espero que estés bien, estás muy callada.

    Muchos besos.

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