Pero sé de tus pasos aproximándose a mi puerta; entra, la puerta está abierta...
3 de marzo de 2010
7 de enero de 2010
Contradicción.
22 de noviembre de 2009

4 de noviembre de 2009
Gracias por existir.

3 de noviembre de 2009
Aún, indicio de existencia.
28 de septiembre de 2009
Si pudiera.
entraría en tu mente
no por simple curiosidad,
sólo para enterderte.
Si pudiera,
ahondaría en tu infancia
y hasta en tu adolescencia,
para indagar
qué mezquinos acontecimientos
provocaron ese terror infantil
que se agarrota en ti.
Si olvidara...,
si olvidara que soy humana,
estrujaría tu cerebro
para que soltase las palabras
y, ya sin ellas,
quedaran al desnudo las emociones,
ésasque te angustian y atenazan,
que te dominan y ordenan,
hasta convertirte
una y otra vez,
en la niña atemorizada,
la adolescente privada
que aún anida en ti.
Si pudiera...,
si pudiera desprenderme
de todas mis miserias,
te construiría una cabaña
donde pudieras soñar
que el ruido del bosque,
lejos de atemorizar
sólo te quiere arrullar
para que en su compañía
puedas ver vida y no soledad.
Mas sabes que no puedo,
aunque yo lo quisiera...
21 de septiembre de 2009
¡tu ser ha devenido en gas!
¡Cuán efímero es el querer!,
pues al cambiar de estado,
olvidamos prontamente
en qué estado estábamos,
de qué mano nos agarrábamos
y hasta a quién pertenecía
nuestro amor profesado.
Fue bello, no obstante,
haberte contemplado
con blancura de nube,
aunque no fuese ésta tu identidad.
Fue hermoso creer, más de un instante,
que podría vivirte por siempre
como se viven las grandes hazañas,
las aventuras largamente anheladas.
Contar contigo fue un bello sueño
que yo disfracé de realidad.
(¡Ay, esta manía mía de no aterrizar!)
Ahora este sueño vaga sin dueño,
suspendido en el aire,
etéreo,
suave
ahumado...
4 de agosto de 2009
Contar las risas.
9 de junio de 2009
UNA NOCHE DISTINTA.

26 de mayo de 2009
Con otros ojos.

4 de octubre de 2008
Llenando oquedades.
circuitos neuronales
sin conexión
retomando tareas
nunca antes estimuladas.
Y un dejarse ir,
casi un abandonar,
por momentos,
el latido vital
que mueve el estar.
Mas seguimos sintiendo,
seguimos susurrando
en medio del silencio,
apresamos un pensamiento,
aprehendemos los sentimientos,
y volvemos,
paso a paso,
a recibir caricias de luz
que calientan la piel,
que templan la carne
y animan el corazón.
Y entonces nos decimos,
tras ese demorado letargo,
que seguimos el fluir,
que todo es posible,
incluido el revivir.
14 de julio de 2008
Escasea la humildad.

Siempre me han sorprendido las personas que miran por encima del hombro a los demás, esas que se creen muy importantes; y no porque lo sean realmente por haber realizado algo bondadoso para la humanidad, por salvaguardar la naturaleza o el mundo animal; no, simplemente se creen importantes sin más. Parece ser que estar en posesión de ciertos títulos académicos o ejercer determinados puestos de trabajo reconocidos socialmente, da derecho a creerse mejor y superior que los que se dedican a limpiar la basura de nuestros pueblos y ciudades o a los que nos atienden en el supermercado o nos despachan el billete de autobús o la entrada del cine.
Curiosamente, si indagamos en la vida personal de muchas de estas personas que se creen importantes, encontraremos que sus orígenes pertenecen a ese escalafón social que se denomina "familia humilde". Puede que todo se deba a un complejo de inferioridad que no se ha superado; a un, para mi entender, equivocado complejo de inferioridad, porque uno puede sentirse en inferioridad de medios económicos o de conocimientos o de tiempo libre o de tener una u otra profesión respecto de otros, pero nunca sentirse inferior como persona si nos acompaña en el mobiliario cerebral un buen porcentaje de bondad, otro tanto de honestidad y la necesaria humildad para no olvidar quiénes y qué somos, simplemente personas. Porque tener un cierto apellido, un montón de dinero, muchos contactos sociales en los que nos mueven intereses de influencia político-económica y poseer miles de cosas materiales no nos hacen ser superiores como personas. Simplemente podremos ser más o menos afortunados en tener ciertos privilegios sociales que otros no poseen. Y es esta lucha por los privilegios la que motiva que el ser humano se vuelva más egoísta y ambicioso, depredador de la Tierra y destructor de sus propios congéneres, a los que engulle cual amantis religiosa tras alcanzar el éxtasis de poder para ser él y su descendencia directa quienes detenten el poder que les hace ser "importantes".
Me espantan las alfombras rojas que marcan el recorrido desde la limusina del "importante" de turno y de cualquier profesión hasta el recinto en que se le espera con todos los honores. Bajo esas alfombras se ocultan la mayoría de las ignominias humanas, como cuando escondemos el polvo debajo de la alfombra de la sala en lugar de recogerlo y llevarlo a la basura.
Me producen alergia los lujos desmesurados, tales como una bañera o un coche de oro. No entiendo que nadie necesite eso para bañarse o desplazarse. ¿Qué mueve a alguien a querer eso? Simplemente provocar envidia en los demás, sentirse admirado por lo que puede hacer con su dinero.
Me causa admiración el que con su dinero genera puestos de trabajo para que los demás puedan vivir, tener una casa, comer, vestir; el que ayuda a que otros, de muy diversas maneras: servicios sociales, médicos, voluntariado de todo tipo, etc., puedan conseguir una calidad de vida digna, Pero, a los que malgastan la riqueza generada, (muchas veces a costa de la extrema pobreza de otros), en estos lujos incomprensibles..., no los entiendo.
Aunque hay muchos otros que no van en limusina, su poder no ha alcanzado aún esas cotas, ni poseen propiedades consideradas valiosas, ni un puestazo de millones al mes y se creen, por tener cuatro cosas, superiores a los demás.
Y, curiosamente, vuelvo al significado de "origen humilde" para enfrentarlo al significado de "humildad", porque para mí ser de origen humilde significa pertenecer a una familia con escasos recursos ecónomicos; es decir, aquellos que no poseen un colchón en el banco para la época de la vacas flacas, vivir como mucho mes a mes (estoy pensando que en la actualidad una inmensa mayoría estaríamos en este caso). Pero "La Humildad" es algo mucho más complejo, es algo que se mama desde el nacimiento y que nada tiene que ver con el sometimiento a las jerarquías o jefes, ni con ser conformista con todo lo que nos quieran mangonear o manipular; no, tener sentido de la humildad es saber reconocer las equivocaciones, aceptar otras formas de ser distintas a las propias, escuchar opiniones ajenas con respeto y atención porque son dadas por un igual, una persona con la que podré estar o no de acuerdo y con la que puedo discutir, debatir o rebatir, pero que es un igual independientemente de su procedencia, de su puesto de trabajo o de su apellido, y, por supuesto, es no avasallar a los demás.
A menudo me tropiezo con gente que mira por encima del hombro a los demás. A menudo me tropiezo con gente carente del sentido de HUMILDAD. Y me da mucha rabia y mucha pena. No lo puedo evitar.
Mis padres tenían muchos defectos como humanos que fueron, pero creo que sí me enseñaron, sobre todo mi madre, el sentido de la palabra humildad.
9 de mayo de 2008
Al final... gracias mil.
De nuevo empezar.
26 de abril de 2008
Tras el silencio.
3 de febrero de 2008
Una tarde estupenda.
10 de enero de 2008
Ella es así.


Para ti, que esperabas un poema y no vino la inspiración.
Tiene la cabeza poblada de rizos, todos distintos, medianos, pequeños, los más largos tocan sus hombros, los más cortos le rodean la cara; todos, ocultan sus orejas; los de atrás, se mueven con su andar.
Y en cada uno
anida,
al azar,
diferentes
maneras
de soñar
la realidad.
Los más rubios, pertenecen, sin duda, a los pensamientos claros.
Los más cerrados, a sus ansias de devenirse en caracola,
en un continuo fluir, que diría Heráclito si no recuerdo mal,
cerca del mar, oyendo su incansable ir y venir, pero a resguardo.
Los más abiertos, constituyen su faceta social, parlanchina, risueña,
atenta a lo que sucede a su alrededor, pendiente de las miradas, de los gestos de los demás, de escuchar entre líneas los pensamientos que no se dicen y adivinar lo que les está ocurriendo. Son sus rizos intuitivos.
Después están los acaracolados, en ellos destellean la inteligencia, la humanidad y la capacidad de saber ser.
En sus ojos, vivaces, despiertos, con cierto aire de ensoñación, de aguas verdosas, musgosas; dos humedales en los que entran todas las tonalidades de los ojos ajenos y que se tornan en pequeños espejos cuando intentamos penetrar en ellos; se traslucen irisaciones de recuerdos dolorosos aprehendidos en el corazón que la mente no logra erradicar y recuerdos alegres que auxilian su mirada y su pensar en la búsqueda de un nuevo andar.
Camina rápido, se escabulle, díriase que lleva alas escondidas entre las ropas.
Si se encierra en su caracola, no hay manera de pillarla, es como un correcaminos sobre pista de hielo. Si está en su faceta visible, se detiene en los gestos, sonríe con afecto y escucha o pregunta con interés de amigo y generosidad.
Contagia su alegría cuando con su carcajada percibes cómo se ríen sus ojos, esos verdosos humedales que se empapan de imágenes divertidas, jocosas, propias o ajenas.
Lectora empedernida, devora palabras y más palabras que acumula en su cerebro y sintetiza pasmosamente en cuatro ideas con diáfana claridad. Entiende lo difícil, le resulta sencillo. Adora la pulcritud. Necesita el orden en las cosas, todo tiene sitio donde estar. Sabe amar. Sabe dar con amplia generosidad. Defiende sus ideas y valores, apuesta por ellos, y se juega lo que tenga que jugarse si considera que algo es injusto o abusivo o raya en la necedad.
De sus actos se desprende nobleza, entereza y el querer saber hacer.
Navega entre dos mareas a las que no puede amar más; los motores de sus alas a ras del mar, su origen de vida y la vida a la que dio origen espumadas en su remontar.
Ella es así, y aún será mucho más...
La admiro, la respeto, la quiero y tengo la suerte de estar unida a ella por la amistad.
29 de octubre de 2007
Cual volutas de humo.

Para ti, Ma petite amie.
Como
v
o
l
u
t
a
s de humo entrelazadas
que cambian de forma en su ascenso
resuelven convertirse en capas
semitransparentes y perderse olvidadas
en el techo de tus sueños
para
definitivamente fundirse
en el enrarecido aire del ocaso
hasta que... huidizas
encuentran un resquicio abierto
por el que filtrarse lentamente
y acabar sin saber cómo
siendo de nuevo aire no expirado ni viciado
sino claro y nítido en la luz
que la mañana trae
envuelta en deseos y nostalgias
de perdidos recuerdos rezagados por ausencias
prendidas en olvidos forzados.
Y nos maravillamos de su magia
de su recorrido envolvente
buscamos razonar el porqué
de sus espirales algodonosas y tenues
y nos contagiamos de su libertad aparente
y cabalgamos con ellas
a la búsqueda del reencuentro que nos renazca
que nos libre de toda culpa...
¡Son tan simples!
¡Tan llenas de contenido y tan vacías a la vez!
¡Cuántas horas entretejidas en la misma espiral!
Todo lo saben
en todo pueden entrar
sin pedir permiso
se instalan en cualquier lugar.
Divinas palabras
mudas para los demás
divinas palabras
aún sin pronunciar
que en el pensamiento
no cesan de gritar
ahuyentando así los miedos
de la propia soledad.
13 de septiembre de 2007
El despropósito del propósito.
Tenía el propósito de escribir algo cortito para relatar mis peripecias de estos primeros días de setiembre a propósito de la preparación para el traslado a mi nueva casa.
Había pensado intentar algo entre jocoso y divertido contando las diferentes averías que mi cuerpo, mis manos y mis uñas han sufrido haciendo tareas propias de profesiones ajenas a la mía y de las que no tengo mucha idea, de lo patosa que soy por andar a 100 por hora, por actuar con rapidez cuando no hay que tenerla, etc., Lo siento, pero no me sale. Hoy no soy capaz de lograr un tono distendido, alegre, burlón incluso. Se me ha encogido el corazón y mi lagrimal se ha desbordado. Me han comunicado un suceso que no me permite estar contenta, muy al contrario. Y siempre me ocurre lo mismo cuando esto sucede, primero me entran unas ganas de llorar espantosas porque no puedo dejar de ponerme en la situación de las personas a las que les sucede eso; después, me imagino cómo me sentiría yo si me hubiese tocado directamente; y, por último, me entra una rabia repleta de impotencia y un montón de preguntas sin respuesta agolpadas en la mente que giran en espiral una y otra vez.
¿Cómo se acepta, se entiende, se asimila, se explica la muerte de una criatura de tres años tras un año de operaciones, pruebas, quimioterapia y demás? ¿Hay alguien que pueda dar una respuesta? ¿Hay alguna explicación posible para el sufrimiento gratuito y de fatal desenlace para una criatura?
¡No sabéis cómo envidio a los creyentes de cualquier credo en situaciones como esta! El consuelo del paraíso eterno ayuda a minimizar el dolor, supongo.
1 de septiembre de 2007
¡Qué follón de verano!

Tengo una "pepita grilla" que me apura para que deje de hacer la vaga y escriba un post, parece que el último que hice traslada demasiado a la tristeza y tiene toda la razón del mundo. Perdón, recibo noticia de otra "pepita grilla" que también me apura.
Así es que, me pongo las pilas porque se me avecinan días de mucho trajeteo y probablemente esté algún tiempo sin poder escribir. El motivo del trajín es que me cambio de casa (a una casa, ¡al fin!)y aún tengo muchas cosas por hacer antes del traslado. Una vez efectuado éste, ya no quiero ni pensar en la colocación de todos los bártulos que vamos acumulando a lo largo de esta efímera vida. Más de una vez he leído datos sobre que si colocásemos encadenados diferentes elementos de mínimo tamaño pero muy abundantes, rodearían el díametro del planeta Tierra un par de veces. Del mismo modo pienso que si colocásemos en fila todos los objetos, cacharros, enseres, ropa, libros, etc. que tenemos en cada una de nuestras casas, a buen seguro que dejaríamos el planeta recubierto con abrigo de mil capas y aumentaría su volumen en una proporción considerable.
Por mucho que despotriquemos sobre lo material de nuestra sociedad, estamos inmersos en ella y seguimos, de una u otra manera, sus pautas. Conste en acta que ya hace unos cuantos años que he empezado a desechar cantidad de cosas que no me hacen ninguna falta, sólo para limpiar el polvo que se acumula en ellas y, decididamente, no estoy por la labor.
Es cierto que unimos nuestros sentimientos a cantidad de objetos que parecen acompañarnos a través de los años y de los sueños, pero hay que saber desprenderse a tiempo de recuerdos que sólo nos hacen sentir tristes o recordar a seres que ya no están y a los que hemos querido; o, simplemente, darle una utilidad distinta a aquello que ya no nos proporciona placer o no podemos usar. No, no creáis que me he vuelto majara, ni que soy desagradecida con las personas que me han regalado cosas y ahora no las quiero; no se trata de eso. Simplemente es no acumular más de lo que se necesita en todo el amplio sentido de la palabra. Es decir, necesito mirar este cuadro de vez en cuando porque me gusta, entonces lo necesito. Estos pantalones no me sirven desde hace cuatro años... ¿y si adelgazo y me sirven?, no los necesito ahora, a otra persona le pueden servir. Esta colecciòn de minerales que hizo mi hijo de pequeño y que no se ha llevado,¿la guardo porque la necesito metida en una caja en el trastero?, no la necesito.
Y podríamos seguir así enumerando cientos de ejemplos. Y muchas de las cosas que tenemos y nos ha hecho mucha ilusión tener, puede que siembren la misma ilusión a alguna persona a la que lleguen después de haber sido nuestras, porque todos (o casi todos) hemos empezado por tener pocas cosas y no podíamos comprarnos un adorno o una figura que nos gustase, ¿por qué no proporcionar ese placer a otros si uno ya no las necesita para sentirse a gusto?
Cada vez me cuesta menos desprenderme de las cosas. No me gustan mis paredes desnudas, pero a veces un simple dibujo infantil hecho con cariño la llena tanto como el cuadro de un pintor famoso; o una simple salamandra de lata pintada con colores alegres me produce esa chispa de alegría que una necesita cuando ha tenido un mal día.
Divago, perdonad. En realidad quería contaros un poco de mi verano, pero creo que no merece mucho la pena, pues los asuntos de papeleos y llamadas telefónicas que suponen vender y comprar una propiedad inmobiliaria no son nada interesantes, más bien lo contrario.
Pero no todo han sido sinsabores burocráticos. También he hecho dos viajecitos, uno para ver a mi hijo y otra a tierras gaditanas, éste último en plan relax total: playa, paseos, pueblos, niños, adultos, gente, paisajes, MAR, olas, casitas blancas, cielo azul, calor, chiringuitos, sombrillas, y... carretera, mucha carretera, ¡qué calor!
Tuve visitas en casa con las que me he encontrado muy a gusto y ha venido también "ma petite amie" a conocer estos lares. Siento no haber tenido la cabeza más desocupada para atenderla mejor, pero me ha encantado tenerla porque es una persona muy especial con la que espero compartir muchos momentos más. Y hemos pasado un día estupendo en "la casa del mar" con la genial familia "V+V+E", siempre tan generosas con lo que tienen y con las que es imposible aburrirte. Deseo que el nivel del mar no aumente, como dicen las predicciones, porque si esa casa desaparece, a mí me va a dar algo. (Lo siento V, pero yo no quiero que a tu madre le dé el canguelo y la venda, opino como tu hija, hay que conservarla).
Y me voy ya, que me pongo pesada y no es cuestión. Intentaré inspirarme más en breve y soltar algo que resulte más interesante para tod@s.
9 de julio de 2007
Quince primaveras... para el abuso sexual.
En memoria de ella y de sus quince primaveras.
Su vida era de apariencia normal. Asistía a la escuela diariamente, como cualquier niña de su edad. Jugaba con todos y era querida por sus compañer@s. Su rostro era dulce, de ojos claros y mirada de honestidad. Tenía un cuerpo delgado, esbelto y agraciado. Su figura inspiraba a la ternura.
No destacaba en nada relacionado con lo académico, mostraba cierta dificultad... Parecía despierta, desenvuelta, se movía con agilidad, pero a la hora del estudio, no se podía centrar.
Durante el invierno parecía mejorar, entendía las cosas, se aplicaba más, se felicitaba su progreso, un atisbo de luminosidad...
Sus profesor@s se animaban, podría llegar, sacar su título de graduado, quizás aprender un oficio, poder trabajar. Y, al acercarse La Navidad, todo parecía volver atrás. Su mente se confundía, olvidaba lo aprendido, su letra mostraba inseguridad, su mirada se volvía inquieta y su cuerpo no podía parar. Un extraño nerviosismo se apoderaba de su cuerpo, de su mirada, de todo cuanto hacía y su cabeza vagaba ajena a lo que sucedía a su alrededor. ¿Será la preadolescencia? ¿Será la pubertad? ¿Por qué es tan evidente que se altera sin motivo aparente y no se puede centrar?
De sus labios no salía una palabra que lo pudiera explicar. Nadie sabía lo que podía por su cabeza pasar...
Y pasó la Navidad. De nuevo, tras unos días, su mente parecía volver a funcionar. ¡Qué raro! ¿Ya no está en la pubertad? ¿En unos días se puede ésta pasar? La familia no sabía. Es que le gustaba mucho jugar, casi siempre fue así, para adelante y para atrás.
Se aproximaba el verano. Un último esfuerzo final. Malos tiempos para estudiar. Se repite la historia. Puro nervio en tensión. Y cada día peor. La profesora pregunta, intenta indagar qué es lo que pasa por esa cabecita que tantas vueltas da... La niña, doce años, abre los labios para hablar. Te cuento una cosa si me prometes, profe, que a nadie se lo contarás. Te lo prometo, hija, no lo voy a contar. Tengo un tío en el extranjero que viene a mi casa cada tres o cuatro meses y desde los siete años me viola siempre que está. No se lo he dicho a nadie porque me tiene amenazada. Ahora que ya sé lo que ha hecho conmigo tengo miedo también por mi hermana que tiene siete años y en la que ya se empezó a fijar.
La profesora no cumplió su promesa, no guardó su secreto, y así se lo hizo saber. Esto sí era una cosa que había que contar, a sus padres y autoridades y a todo el que la quisiera escuchar.
Lloraba la criatura, de vergüenza y de temor por lo que podría pasar.
Siempre sienten vergüenza los que son humillados y no los que humillan y ultrajan, corrompen y destruyen. ¡Qué barbaridad!
El individuo abusador no volvió a poner los pies en terreno español.
La niña creció y se convirtió en una preciosa adolescente, mucho más sana de lo que cabría esperar; con su tremenda carga a cuestas, pero sin crisis de ansiedad, sin temor de ser violada, mostrando, a pesar de todo, su enorme bondad.
Acabó sus estudios, obtuvo el graduado un año despúes de la consabida y reglamentaria edad. En FP se iba a matricular. Todo un verano por delante para al fin, disfrutar en paz, con alegría, como corresponde a cualquiera con su edad.
Y un esplendoroso día de verano, su primo estrena moto y la lleva a pasear. Preciosos recién cumplidos quince años que la niña va a estrenar. Dicharachera y alegre, la sonrisa abierta al viento y su pelo a ondear, abrazada a la cintura de aquel primo de casi su misma edad. Un giro en la curva, no sé la velocidad, derrapan y se empotran contra un árbol del final. Sale despedido su cuerpo y... ya no sonreirá más. No volvió a despertar.
Injusticias de la vida cuando empezaba a olvidar, cuando la alegría asomaba en cada poro de su piel y la risa afloraba alegre en su boca de miel.
Maldita sea la estirpe del tio abusador. Miles de gusanos corroan su órganos antes de que la dulce muerte se acuerde de él.
Perdonad si me muestro cruel, no lo puedo remediar.